domingo, 14 de abril de 2013

Queridas mariposas, ¡salir de ahí!

Esas mariposas de tu estómago al subir a un sitio muy alto. Ese grito cuando empiezas a caer. ¿Qué se sentirá al tirarse en paracaídas? ¿Y al hacer puenting? ¿Lo mismo que al besarle? Enserio, necesito que estas mariposas salgan de aquí, necesito que me dejen en paz, no quiero saber nada de ellas. Me hacen reír  temblar y enloquecer. Cada vez que le veo, cada vez que me lo paso bien. Me hacen sentirme rara pero, ¿por qué?. ¿Qué les he hecho yo para que estén conmigo todos los días? 
-Oye, queridas mariposas de mi estómago, iros, aquí no sois bienvenidas. 
Pero nada, que no me hacen caso. Levanto los brazos y empiezo a gritar, cierro los ojos e imagino que ya no están, pero nada, me entra la risa y no puedo parar. No se que querrán de mi, no se para que estarán ahí. Solo se que aparecen en los mejores momentos, y eso por algo bueno tendrá que ser, ¿no?

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