-Vamos a jugar a un juego. Cada vez que tus labios pronuncien una mentira, yo te doy un beso.
Le dijo vacilante.
-Te quiero.
Le contestó sonriente mientras
esquivaba el beso que ella iba a darle.
-Me parece que no has entendido las reglas del juego.
Le dijo ella algo extrañada.
-Las he entendido perfectamente, parece que eres tu la que no entiende lo que pasa.
Le contestó él aún más sonriente.
-Y... ¿qué pasa?
Preguntó ella algo desconcertada.
-Que te quiero.
Le contesto él muy convencido.
-¿Me quieres? Pero.. ¿querer en que sentido?
No sabía que decirle.
-Te quiero de la única manera que se querer. Te quiero junto a mi, te quiero tener a mi lado para darte los buenos días, para llamarte cuando te necesite. Te quiero para sonreír durante horas al ver tu sonrisa, te quiero para besar tus labios infinitamente. Te quiero para hoy y para mañana, te quiero para siempre. Pero no te quiero como se quiere la gente hoy en día, te quiero como solo yo se quererte, te quiero a ti, por como eres, por como me hacer ser y sentir. Te quiero de...
No le dejó acabar de hablar, le calló con un beso, un beso tan de verdad, un beso tan sincero que parecía que le estuviera contestando con otro "Te quiero".
-¿Entonces ese beso es porque crees que he dicho alguna mentira?
Le pregunto él entre sonriente y preocupado.
-Ese beso es para que te quede claro que yo a ti te quiero el doble.
Le dijo ella a él. Entonces él la beso y enfadado le dijo.
-Has perdido, no vale decir mentiras.
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