A veces necesitamos que una pizca de la realidad sea falsa. Hay momentos en los que preferimos escuchar bonitas mentiras a dolorosas verdades. Vivir en un mundo de ignorancia, a veces, es mejor. Hay cosas que preferiría no saber, cosas que preferiría no haber tenido que ver. Hay cosas que me gustaría no sentir jamás, hay momentos que no desearía volver a vivir. A veces necesito injertarle una dosis de mentiras a mi cabeza, para que no piense tanto en esta horrible realidad. Cada mañana odio tener que abrir los ojos y ver que todo sigue igual, que nada cambia, a veces me pregunto el por qué. El por qué de la necesidad de auto mentirnos por el simple miedo que le tenemos a esta realidad. Una realidad tan imposible de creer, una realidad que debería ser ficticia, una realidad tan difícil que nos asusta el simple hecho de que pueda ser cierta.
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