Una mirada vacía se posó sobre su espalda, pero cuando él se giró ya no estaba. Cuando se dio la vuelta, no había nadie, tan solo un dulce escalofrío recorriendo su espalda. Aquella mirada que sin ver, ya vio. Él la imaginada de mil formas, él la soñaba todas las noches, y todavía no la había visto. Tal vez aquella mirada o aquel rostro escondido tras ella era muy distinto al que el imaginaba, tal vez se desilusionaría al saber quien se escondía detrás. Pero a él le daba igual por que sin verla, ya había sentido aquel escalofrío que tanto añoraba.
Aquella mirada desconcertada y perdida, aquella mirada que tan solo buscaba un lugar donde descansar por un instante, aquella mirada vacía, desesperada y sin vida, que sin buscar nada, lo encontró a él.
No hay comentarios:
Publicar un comentario