La vida cambia cuando los escalofríos se vuelven solamente frío, cuando el corazón se transforma en un profundo vacío y los te quiero's ya no son más que ruido. Tarde o temprano descubres que las mariposas se han vuelto lombrices, que las promesas que nadie ha cumplido han echado raíces, que el amor cuando se va transforma a los locos en infelices. Los segundos se detienen y ya no son de fiar, unas veces corren y otras parecen guerras que jamás se van a acabar. Queremos lo que nadie quiere; sinceridad, lo que nadie busca; saber la verdad. Volvería a volverme loca por cualquiera que me hiciera reír, pero sé que no le contaría nada hasta que supiera que jamás se podría ir. Llevo leyendo el mismo libro toda la vida, uno lleno de borrones e historias a medio contar. La verdad, no soy capaz de arrancar las páginas que no me gustan, soy más de luchar por ellas hasta que las consigo olvidar. Daría lo que fuera por encontrarle un rayo de sol a cada una de las tormentas que rondan por el interior de mi cabeza. Ojalá me acostumbrase al clima de montaña que habita en mi corazón. Y la razón por la que sigo sonriendo aún sin tener razones para hacerlo es sincera, porque de sencilla no tiene ni un pelo. Lo sé y lo siento, el haber querido con tanto sentimiento. Tontería sería hacer caso al destino, teniendo en cuenta que puedo retrasar las despedidas pero no alargarlas para siempre. Y pensando en frío, sé que aunque hubiese leído mi futuro en una galleta de la no fortuna, habría vuelto a tropezar con los mismos errores a propósito, para tomar otras cervezas con el dolor y reír por fuera, mientras mi alma se emborracha de recuerdos amargos que queman.
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