martes, 10 de febrero de 2015
Sociedades Ciegas.
Cuando sacas la cabeza del charco en el que te ahogas es cuando sientes el frío gélido de la realidad congelándote las lágrimas de insatisfacción antes lo que tus ojos, un tanto atónitos, están observando. A veces desearía volver a las ordenes claras, a los "esto es así porque lo digo yo", ya que hoy en día la libertad es tan relativa que cuando alguien pronuncia una orden en voz alta, en vez de pasársela dentro de maletines recubiertos de hojas verdes, el impacto es tan severo que me agota solo el pensar de que mi libertad empieza donde terminan los grilletes, sujetándome los pies al fondo del pozo en el que intentaron ahogar mis ideales. Tan solo mis ojos alcanzan a observar la realidad mientras grito auxilio al ver como es la ignorancia la que esposa a la sociedad, pero un montón de agua vuelve a ahogar mis delirios. La gente que camina con los ojos cerrados se pierde creyendo que ha llegado a la cima y sonríe porque así se lo hacen creer, les usan como ejemplos para que el 98% de la población cierre los ojos también. A veces parece que es tan poca gente la que tiene los ojos abiertos, tan pocas personas las que son capaces de ver más allá de lo que se dice. Las palabras se las lleva el viento, pero la realidad no puede volar lejos. La vida no es la que deseas sino la respiras. Gritos de auxilio recorren las calles con palabras que ansían ser escuchadas. Oídos sordos sientas sus culos en sillones mientras recogen maletines con las mentiras escritas que deben contarle al pueblo. Tan solo metáforas de como hasta el aire parece que nos ahoga y nos encierra en espacios tan pequeños que hasta nos asusta opinar. "¡Socorro mi casa está en llamas!", una forma absurda de decir que la sociedad en la que vivo está quemada ya que nadie se dio cuenta a tiempo, el incendio iba por dentro.
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