miércoles, 26 de junio de 2013

Ideas.

Una idea fugaz que pasó por su mente. Una idea que no fue escuchada por nadie, una idea que se perdió en un cajón sin fondo. Una buena idea, una idea que podría haber cambiado muchas cosas. Hay tantas cosas que nos gustaría decir, tantas cosas que necesitamos oír. Pero hay poca gente a la que le guste escuchar, hay poca gente capaz de entenderte, capaz de aprovechar tu idea. Nuestra mente parece un huracán de pensamientos, una guerra que te destruye por dentro. Que borra nuestras ideas y crea otras nuevas. Que juega con nosotros, que nos manipula, que nos hace hacer cosas que no queremos hacer. Las ideas se pierden, los recuerdos se olvidan, los golpes se borran pero las cicatrices se quedan, los fallos, las caídas, todo eso que cuando lo recuerdas te dan ganas de olvidarlo de nuevo. Lo que ayer dolió un poco, hoy duele el doble. Nuestra mente es fría y calculadora. Manipula cada centímetro de nosotros, un día nos sentimos grandes e invencibles, y otro, nos sentimos pequeños e invisibles. Siempre tendremos mil cosas que decir, pero jamás seremos capaces de decirlas todas. Tenemos miedo de que ideas que llevamos días creando, sean destruidas y pisoteadas por unos pocos incapaces de ver más allá de ellos mismos.

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