lunes, 27 de octubre de 2014

Relax.

A veces solo necesitas tiempo para aclararte la mente, unos segundos de soledad para organizar el papeleo de tu cabeza, para poner cada cosa en su lugar, para hacer inventario de los recuerdos que poco a poco se han ido almacenando en tu cabeza. No es malo desconectar de vez en cuando, ponerte los cascos, apoyar la cabeza sobre la almohada y perder la mirada después de recorrer el techo con ella durante unos segundos. Las piernas estiradas y cruzadas mientras tarareas la base de la canción que estás escuchando, mientras tus labioS pronuncian la letra marcada de esa misma canción de la cual marcas el ritmo con el pie. Dejar que el mundo gire libremente mientras tú te limitas a no hacer nada. Cada uno necesita su espacio y su tiempo de revivir recuerdos en silencio. Todo el mundo necesita su tiempo para pensar un poco en él mismo. Y después de darle mil millones de vueltas a todo, después de marear a los sentimientos durante un rato, toca coger aire y soltarlo lentamente para que pueda recorrer cada milímetro de nuestro cuerpo, llevándose consigo todo el estrés. Te estiras un poco recolocando cada músculo en su lugar y le pegas una calada más al mundo antes de levantarte y poner los pies sobre él. Utilizar el tiempo para hacer algo que no sea moverte, leer, ver la tele o simplemente pensar también es aprovechar el tiempo, solo que una manera diferente. Y es que si ni nosotros mismos le dedicamos tiempo a relajarnos, ¿quien lo hará por nosotros? Una vida de ajetreo y locura acaba con la paciencia de cualquiera, pero no esperes que te entiendan, hay gente que se pasa la vida dedicándole tiempo a relajarse, y eso tampoco es bueno. Utilicemos unos minutos de nuestro tiempo libre para ser libres durante unos minutos.

sábado, 25 de octubre de 2014

Orgullo bipolar.

No importa cuantos días pasen desde que te fuiste. No importa cuanto tiempo pase hasta que te vuelva a ver. No importan ni los kilómetros ni los miles de "buenos días" que me prometiste y que no me has dado. Da igual cuantas mentiras nos hayamos dicho o cuantas veces nos hayamos "equivocado" de conversación al decirnos alguna cosa bonita. No importa que se nos olvide llamarnos de vez en cuando, no importa que estemos semanas sin dirigirnos la palabra, no importa cuanto pueda llegar a odiarte cuando veo esas fotos tuyas tan sonriente y con otra al lado que no soy yo. No importa lo feliz que estés sin mi o la poca falta que parece que te hago. No importa nada de todo eso, me da igual necesitar tus abrazos y que tu ni siquiera te acuerdes de mi olor. Todo eso no importa porque siempre llega un día en el que de repente me envías ese mensaje diciéndome que aún te acuerdas de mi, que me echas de menos. Esas palabras son capaces de ocultar todas esas heridas abiertas, de olvidar todos los errores, de borrar todas las mentiras. Esas simples palabras son capaces de dibujar las sonrisas mas bonitas en mi cara y de recordarme por qué aún tengo ganas de abrazarte. Esas palabras me hacen poder respirar hondo sin sentirme rota, sin tener ganas de romperme. Ese "me acuerdo de ti" despierta esas mariposas que parecían cadáveres en mi estómago y ese "te echo de menos" desgarra mi estómago para que las muy putas puedan salir a fuera. Porque mi cabeza es mucho más retorcida que cuatro palabras bonitas; "Coge tus mentiras baratas y véndeselas a otra que se las vaya a creer". Si tanto me echases de menos vendrías a abrazarme y me lo susurrarías al oído, no me mandarías un mensaje mugriento desde tu sofá porqué te aburres y has encontrado mi nombre por casualidad entre tu lista de contactos.

Llueve.

Abrir los ojos en mitad de la tempestad, notando como las gotas de agua recorren tu rostro fundiéndose con tus lágrimas saladas. Ahogarte con tu propio ansia de más, de querer más, de necesitar más. Y mientras oyes el agua caer gritas, escupes palabras ácidas que se traga el viento. Nadie te escucha al igual que nadie está viendo como poco a poco te estas deshaciendo, como poco a poco te estas rompiendo. Nadie ve como los pequeños pedacitos de ti están cayendo al suelo convirtiéndose en añicos. Nadie entiende porque tu respiración está tan acelerada, y es que nadie sabe la presión que está produciendo tu corazón en el pecho al intentar salir para darle dos hostias a ese que hace un rato estaba prometiéndote la luna. Nadie sabe el dolor que causan los pulmones ahogándose por la falta de aire, desinflándose como globos poco a poco. Son tantas las palabras que nunca dices, son tantos los sentimientos que te guardas, que a veces notas como se te forman nudos en la garganta, como te atragantas con todas esas palabras que no dices. Nadie se está dando cuenta de que estás tirada en el suelo sufriendo un ataque de ansiedad, nadie ve como el mundo te está dando una paliza en mitad de la calle, nadie escucha como gritas auxilio mientras las mentiras te revientan a patadas, mientras el humo negro de tu pasado y no el del tráfico está acabando con tu respiración. Estás muriéndote por dentro mientras el mundo exterior avanza sin pausa. Los semáforos siguen cambiando de color, la lluvia sigue cayendo, la gente sigue caminando con capuchas y paraguas, las ruedas de los coches siguen girando, los autobuses sigue con sus rutas y tu ahí estás, avanzando entre un montón de gente que no te conoce ni se parará a hacerlo. Sintiendo todas esas hemorragias internas causadas por los golpes del tiempo pero callada y sonriente por fuera, como si la vida no fuese lo suficientemente puta como para hundirte.

miércoles, 22 de octubre de 2014

Recuerdos Eternos.

Mientras coge una gran bocanada de aire nota como los pequeños pedazos de su corazón roto se le clavan en el alma. Mientras el aire inunda sus negro pulmones por el exceso de tabaco consumido para calmar la ansiedad, nota como le empiezan a sangrar los recuerdos. 
Mientras poco a poco escupe el aire gris cargado de dolor, piensa en el sufrimiento de respirar mentiras constantemente. De tragárselas aun sabiendo lo que eso significa, de intentar comprenderlas, de intentar perdonar a quien te las susurra al oído. Suponer que lo hace por verte sonreír, o egoístamente porque no puede verte llorar. Los abrazos no cicatrizan las heridas, los besos no hacen que dejen de sangrar. Y es que ninguna herida se cura de la noche a la mañana, ninguna mentira se olvida cuando despiertas. Olvidar a un mentiroso para enamorarte de otro aún peor, de otro que se dedicará a abrir las viejas heridas y a hacerlas todavía más profundas. Y es que los seres humanos amamos tropezar doscientas mil veces con la misma piedra, amamos caernos y rascarnos las rodillas. Pero tan solo nos gusta hacerlo para ver quien es capaz de venir a levantarnos. Tropezar con una piedra tan solo es un sinónimo más de tocar fondo e impulsarnos cogidos de la mano de alguien. Las sonrisas, los nuevos abrazos, los sentimientos y los recuerdos que estas creando de cero tan solo son un libro más que acabas de empezar a escribir. Un libro que dentro de unos capítulos desearás quemar para poder olvidar todo lo que hay escrito en sus páginas. Y algún día, con el alma llena de cicatrices y las piernas repletas de heridas de guerra, recordarás todos esos libros que como bien sabes no sirvió de nada quemar. Y te arrepentirás de todas y cada una de sus historias, hasta tal punto que las cadenas que te atan a ellos impidiéndote avanzar serán eternas.

lunes, 20 de octubre de 2014

Tiempo.

La vida es más efímera que un segundo mal contado. El tiempo es más valioso que cualquier fajo de billetes. Los latidos de un corazón valen más que cualquier sobredosis de poder. Prefiero sentir a comprar sentimientos, prefiero vivir a que otros vivan por mi. Si no existiera un mañana no valoraríamos el hoy ni recordaríamos el ayer. Necesitamos el tiempo para sentirnos vivos, para recordar porque es tan importante sentir como nuestro corazón golpea contra nuestro pecho cada vez que se nos acelera el pulso. Necesitamos chutes de adrenalina que nos recuerden que aún nos queda tiempo, pero que no podemos controlarlo. No podemos manipular nada de lo que ocurre a nuestro alrededor, todo ocurre en un lugar en el segundo exacto. Siempre pensaremos en que hubiese pasado si hubiésemos llegado un minuto antes, o un minuto después, pero no importa porque el destino está organizado para que estés donde tienes que estar en el momento exacto. Porque todo tiene una razón de ser, porque las casualidades no existen. Disfruta cada segundo como si fuese el último, porque debes asegurarte de que cuando llegue ese último segundo antes de que tus latidos cesen, tu último recuerdo sea el sonido de tu risa y no el de un frenazo mal dado. El tiempo es el mayor tesoro de cualquier mortal, malgastarlo debería ser un delito. Robar tiempo será el trabajo mejor pagado dentro de unos años, porque todos ansían vivir pero los que mejor podrían hacerlo no saben como hacerlo. No valoran lo que tienen hasta que lo pierden y ya no tienen nada que valorar por la falta de latidos.

domingo, 19 de octubre de 2014

Borrado.


Me duele el vacío de mi alma rellenado con aire para disimular. La soledad de las risas que me callo, la compañía que los pensamientos se hacen en mi cabeza cada noche y que mi boca es incapaz de pronunciar el alto. Me duele la distancia de tus "te necesito" y las escusas que pones para no acabar con ella. Me destrozan a mordiscos el estómago las mariposas cada vez que a mi cabeza le da por pensarte. Un montón de puñales se clavan en mi espalda cada vez que intento hablarte. Un millón de dudas se me comen viva mientras marco tu número. Demasiados segundos de espera para que la yema de tu dedo descuelgue mi llamada, demasiados minutos para que tus labios escupan un mísero hola. Así que mientras espero devorándome las uñas a que te acuerdes de mi nombre y no me confundas con la de los Martes, me deshago convirtiéndome en otro montón de asquerosos insultos que me encantaría gritarte al oído cuando descuelgues. Pero no podré, porque como siempre saltará el buzón de voz recordándome que ya no te importo, que ya ni siquiera echas de menos mi voz o mi risa inquieta. Me duele ver como el viento se llevan las cenizas de donde hubieron llamas hace ya tiempo. Perderlo todo por miedo a perderlo, resulta absurdo pensarte más tiempo. Prefiero obligar a mis sentimientos a que se suiciden a que ellos me obligue a mi a hacerlo. Borraré tu contacto por última vez y me obligaré a olvidar tú número pronunciando números al azar como de costumbre. Y ahora que el viento se trague tus mentiras y se las lleve hasta otra que se las crea como yo me las creí.